Campo minado: el caso de las personas migrantes de la comunidad LGTB+
Uno de los principales conflictos que afectan a millones de personas a lo largo del mundo es la imposibilidad de insertarse en el mercado laboral. Este problema ha crecido descontroladamente a raíz de la pandemia por Covid-19, sin embargo, esto no ha sido su principal causa. La carencia de oportunidades laborales es algo que se desprende de otros factores de orden estructural y social, como la corrupción, impunidad, segregación, entre otros más, afectando así a diversos países alrededor del mundo.
Ejemplo de esto lo podemos encontrar en Colombia, país sudamericano que alberga una cifra de 51, 516, 056 millones de habitantes, aproximadamente, y dentro de cuya población existe un índice de desempleo del 10.3%; esto de acuerdo con los últimos datos registrado a finales de diciembre del 2022 por parte del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).
Sin bien es cierto que el índice de desempleo en Colombia ha disminuido a comparación del 2021, en donde llegaba al 11.1%, la realidad es que actualmente muchos colombianos y colombianas todavía se ven afectados por esta situación, pues incluso aún siendo profesionistas muchos continúan desempleados.
A todo esto, es necesario añadir los lineamientos de exclusión que presentan los empleadores al momento de realizar contrataciones en Colombia, aspectos que van desde la edad de las personas hasta incluso ser determinante el sexo de estas. De acuerdo con el DANE la tasa de desempleo en el 2022 para las mujeres fue del 14.3% mientras que para los hombres fue del 9.0%. Esta brecha por género y la edad de las personas nos llevan a plantear las siguientes preguntas: ¿qué sucede con la comunidad LGBT? ¿en dónde se sitúan las personas no heterosexuales en estas estadísticas? ¿A qué otros problemas se enfrenta las personas no heterosexuales cuando buscan oportunidades laborales y de crecimiento profesional/personal?
Ante una segregación por las factores anteriormente mencionados, las personas que se identifican dentro de la comunidad LGBT+ se enfrentan, a su vez, a otro tipo de retos y dificultades para lograr una vida digna. En la actualidad todavía existe una marcada discriminación en distintos ámbitos hacia estas personas, quienes se ven obligados a luchar por el reconocimiento de sus derechos, además de lidiar con la carencia de oportunidades laborales.
Lo anterior ha suscitado el desplazamiento de muchas personas no solamente a lo largo de su país, sino a otros países, con el objetivo de buscar y crear nuevas oportunidades de vida. No obstante, en el caso de las personas LGBT+ esto puede resultar aún más complejo de lo que se piensa, pues durante su tránsito migratorio estas personas son más vulnerables a sufrir acoso y hostigamiento debido a que su orientación e identidad sexual difieren del la mayoría de la población, provocando un mal trato hacia ellos e incluso la realización de actos violentos que atentan contra su vida.
Sesgos y brechas de género
Nicolás, enciende su cámara para atender la entrevista con Subversivo. Es un hombre joven con mirada misteriosa pero sincera. Atiende esta entrevista de forma profesional y en un tono amigable, como si estuviera hablando con un amigo: antes de llegar a Estados Unidos mi pareja y yo tuvimos demasiados problemas de homofobia incluso con las autoridades de mi país (Colombia), quienes constantemente afectaban nuestra integridad como personas a través de actos hostigantes y burlescos. Estábamos cansados de esto, de que nos amedrentaran en cada oportunidad que tenían.
El 26 de septiembre salió de su natal Colombia, estuvo en México aproximadamente tres días y posteriormente aterrizó en los Estados Unidos. Como muchas otras personas decidió migrar en busca de una mejor calidad de vida, pero también por temor a que se siguiera afectando su integridad como persona:
Hoy en día los jóvenes están mas abiertos a los temas de inclusión social, pero lamentablemente todavía falta mucho para que haya un trato justo y equitativo en muchos aspectos. Casi siempre la intolerancia hacia temas de diversidad sexual proviene de las personas mayores, pues han tenido una crianza distinta, más cerrada y dura, incluso a base de violencia. Esto ha provocado que estas personas piensen que quienes tenemos otra orientación sexual distinta a la mayoría nos hizo falta un trato “severo y con golpes”, con lo cual no estoy de acuerdo. Cada uno tiene una libertad de expresión, de hacer lo que uno quiere y esto es lo que ellos no aceptan, piensan que se debe seguir “educando” a las nuevas generaciones como fue con ellos y esto no es así, las cosas cambian y necesario tener otros esquemas de educación
De acuerdo con Nicolás Colombia es uno de los países en América Latina con más rechazo hacia la diversidad sexual, en donde incluso las personas de la comunidad LGBT+ han sido víctimas de golpizas únicamente por ir tomados de la mano con personas de sus mismo sexo. A su vez, comenta que en su caso él y su pareja no han sufrido ningún tipo de violencia física, pero sí del tipo verbal y psicológica, en donde han tenido que sobrellevar las burlas y los malos tratos no solamente de la población en general, sino por parte de las mismas autoridades oficiales en Colombia:
En una ocasión un par de policías nos detuvieron en la vía pública a mi pareja y a mi sin razón justificada. Nos mantuvieron cautivos durante aproximadamente tres horas, nos pidieron datos personales y notábamos que se burlaban de nosotros. Nos retuvieron nuestros documentos y cuando se los pedíamos se mostraban agresivos con nosotros.
Una esperanza vs la paradoja: salir para ser encerrado
Los Estados Unidos de América representa para muchas personas sinónimo de libertad y acceso a una vida digna. Cientos de miles de personas llegan a este país con la esperanza de tener mejores condiciones y posibilidades de vida. No obstante, el camino para lograr esto puede ser difícil y complejo. El llamado “sueño americano” no siempre es sencillo de lograr, y muchos se quedan en el camino.
En Colombia yo tenía un buen trabajo, era asesor de ventas en una compañía, menciona Nicolás. Pero mi pareja tenía muchas dificultades para ser contratado, ya no sólo por la edad, sino por su orientación e identidad sexual. Ante esta situación, el 26 de septiembre del 2022 Nicolás emprendió su salida hacia los Estados Unidos. Como muchos migrantes, tuvo un proceso de escala en México en donde permaneció alrededor de cuatro días en la capital de ese país: la Ciudad de México. Posteriormente se trasladó hacia Sonora, entidad que se encuentra situada al norte de este país, ahí fue detenido por los agentes de migración mexicana junto con otras personas más provenientes de distintos países latinoamericanos.
No recuerdo el nombre de este centro de detención, pero ocurrió dentro del territorio mexicano. Aquí nos dividieron por nacionalidades, venezolanos, colombianos, mexicanos y rusos. En este lugar permanecí una semana. Si bien el lugar fue tranquilo, hubo momentos en que la gente se peleaba debido a que no había suficientes colchonetas para dormir. Solamente había cuatro celdas grandes, en donde cabían ochenta personas, aproximadamente. Debido a que el lugar estaba tan lleno había gente que tenía que dormir a un costado de los lavamanos, lo cual resultaba incómodo porque los salpicaban de agua mientras dormían.
Nicolás menciona que en estos lugares el tiempo es incierto y que nunca se sabe quién dice la verdad y quien no. Comenta que en una ocasión los iban a trasladar a otro sitio, pero al final esto no fue así y hubo un descontrol por parte de la organización de este centro de detención. Al final todos los colombianos terminamos en el espacio de los rusos en donde hacía un frío terrible, no sé por qué este lugar era así a diferencia de donde estábamos nosotros, sabiendo que era el mismo lugar, pero en diferente sección. Nos dieron aluminio para que nos lo pusiéramos debajo de la ropa, pero luego con eso hacía demasiado calor y era insoportable.
Después de esa semana Nicolás fue trasladado a otro centro de detención en Sonora, México. Lugar en donde no había en donde dormir más que en suelo y cuyos baños se encontraban ahí mismo a la vista de todos los detenidos, de manera que no existía privacidad para esto. En este segundo lugar una persona se enfermó del estómago, la pasó fatal porque tenía que ir al baño constantemente y a la vista de muchísimas personas. La comida aquí era muy picante, únicamente eran burritos de carne, pero yo prefería comer sólo fruta y agua, tenía miedo de enfermarme.
La experiencia de detención en diversos centros puede resultar difícil y desagradable. Por lo general estos lugares no cuentan con todos los servicios esenciales para la cantidad de personas que pueden llegar a albergar, afectando, así, el equilibrio mental y físico de las personas. A propósito de esto, Nicolas comenta que al menos durante su paso por estos lugares, los vigilantes y personal de estos centros de detención se empeñan en jugar con la mente de los detenidos, dándoles falsas esperanzas y muchas desinformación: a cada momento los guardias nos decían que ya nos iban a soltar, pero únicamente nos movían a otras instalaciones. Esto lo hacían para que nos pudieran procesar de forma más rápida, según, pero realmente esto nunca agilizó nuestra situación. No es fácil estar encerrado, es algo que te genera traumas, estás solo e incomunicado con tu familia y amigos. Es algo angustiante.
Cruzando el muro
Nicolás fue procesado en el “South Texas Detention Complex” en donde primero tuvo que estar en cuarentena durante diez días para posteriormente ser trasladado a un espacio llamado “ECO”, una instalación dentro de este centro de detención en donde había cuatro patios grandes y 24 celdas en cada uno con camarote, inodoro y lavamanos. Menciona, a su vez, que en este sitio ya podía hacer llamadas telefónicas, sin embargo, el ambiente era hostil.
En varias ocasiones el trato por parte de los guardias hacia uno era brusco e indiferente. En una ocasión uno de ellos hizo un comentario refiriendo a que nosotros teníamos menos derechos que ellos por no ser ciudadanos estadounidenses. Esto me molestó bastante pero no reaccioné de ninguna manera puesto que uno reconoce que no está en condición para hacerlo, pues lo que más quieres es salir pronto de este lugar y buscar ayuda en este país.
La estadía en este ICE fue difícil para Nicolás debido a este trato hostil. Durante su cuarentena se suponía que tenía derecho a tomar el aire, pero hubo días en los que únicamente vería abrir la puerta para recibir comida. Así fue durante quince días en los que sábado y domingo Nicolás y otros detenidos permanecieron completamente encerrados. Menciona que en ocasiones los dejaban salir una hora, quizás dos: Nos llevaban a la “yarda” que era una cancha de futbol en donde había una pista para que pudiéramos hacer alguna actividad. Y ese era el único momento en el que podías ver el sol porque después todo era estar encerrado”.
Además de enfrentarse a la angustia y desesperación por estar en encierro y en asilamiento, Nicolás recalcó el trato hostil que recibió por parte de algunos guardias, quienes tomaban acciones contra los detenidos más allá de lo que supuestamente estaba permitido: De todas las cosas fatales que recuerdo fue el constate trato indiferente e irrespetuoso por parte de algunos guardias. Uno a veces quería salir a hacer una llamada, pero no nos concedían autorización. Nos daban un balde lleno de hielo para que se derritiera y después tomar agua, pero en ocasiones los mismos vigilantes tomaban ese balde y lo aventaban lejos para que no pudiéramos beber, pues estábamos encerrados. De manera que, en ocasiones, ante la necesidad de tomar agua y la sed, tuvimos que tomar agua del grifo del lavamanos, lo cual no era bueno porque el agua no estaba limpia, sabia mal o tenía mucho cloro.
Por otra parte, Nicolás se refirió a la mala atención que tuvo durante su estadía en este centro de detención, pues durante un largo tiempo no tuvo información sobre qué procedería con su cargo, es decir, si tenía ya acordada una fianza, o si ya había alguna orden sobre cuánto más tendría que permanecer en este centro de detención o si incluso sería deportado. Comenta que un determinado momento todos los detenidos comenzaron a desesperarse porque no tenían clara la información, en ocasiones sus fechas de salida cambiaban, nunca llegaban o peor aún, nadie les decía nada:
Había gente a las que les avisaban que tenían fianza, pero había otras personas, como yo, que desconocían esta información, nadie me avisó de esto. A mí me tocó investigar, y resultó que desde el momento en que me procesaron yo ya tenía asignada un monto de fianza, pero durante todo ese tiempo en ICE estuve sin saber de esto. De lo contrario quizás mi estancia ahí y todo el procedimiento para mi salida se hubiera hecho de forma más rápida.
Un nuevo punto de partida
Antes de finalizar la charla con Nicolás se le pregunta cómo se enteró sobre nuestro servicio, y de qué forma Subversivo apoyó su situación, a lo que responde con una sonrisa mientras rememora la situación:
Tenía un compañero que todos los días iba al médico y en una de esas visitas le dijeron que tenían un número de servicios legales que ayudan con el pago de fianza. Esa persona me facilitó su número de contacto y mi familia en Colombia procedió a contactarlos. Fue una de las mejores ayudas que pudimos obtener ahí puesto que en ese momento no contábamos con la cantidad de dinero necesaria para pagar la fianza. Uno no viene con la idea de que tengas que pagar por una ayuda, uno viene a Estados Unidos en busca de oportunidades y ayuda.
Nicolás se encuentra establecido en Hayward, California junto con su pareja, y comenta que gracias a unos amigos de ellos tiene un trabajo sencillo en donde hace labores de hogar en una casa. Ni modo, por ahora es lo que hay y estoy agradecido. A manera de conclusión de la entrevista menciona que a pesar de todo no duda en volver en algún momento a su país, pues ahí tiene familia y amigos:
Colombia siempre va a ser nuestro país, yo soy una persona que ama Colombia. Sin embargo, en este momento no estamos pasando por los mejores momentos. Mi idea si es volver a Colombia y reunirme con mi familia, pero queremos tener nuestra vida en Estados Unidos, concluye Nicolás.
Actualmente el matrimonio igualitario en América Latina está legalmente permitido en tan sólo siete países y en varios estados mexicanos. Sin embargo, pese a tener un soporte legal, la discriminación y el hostigamiento sigue estando presente, suscitando con esto el deseo por migrar a otros países en donde muchas personas como Nicolás esperan no solamente encontrar una mejor calidad de vida económica, sino un espacio en donde no se vea amedrentada su condición como ser humano.
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