La Serranía del Darién: la pesadilla de los migrantes latinoamericanos
Existen diversas maneras para realizar un viaje desde Sudamérica hacia los Estados Unidos siendo una persona migrante. Dependiendo del país en donde se encuentre la persona y sus capacidades económicas, las posibilidades de viaje serán totalmente distintas. Algunos, lo más afortunados tomarán un vuelo desde la capital de su país hacia México, posteriormente viajarán hacia la zona norte de este país y de ahí se entregarán a detención inmigratoria, para así echar a andar su suerte, con la esperanza de lograr establecerse en el país de América del Norte.
Sin embargo, existen casos menos afortunados para diversas personas migrantes, quienes tienen que atravesar distintos países latinoamericanos de una forma menos cómoda como la anterior, soportando las inclemencias del clima, largas caminatas, hambre y, sobre todo, violencia:
El viaje lo realizamos por la montaña del Darién. Fue una experiencia fea y dolorosa. Existen dos caminos, o al menos así fue en mi caso. Por un lado, se fueron 70 personas y por el otro lado, mi grupo, nos fuimos aproximadamente 34 personas. Afortunadamente en mi grupo no sufrimos ningún tipo de violencia, pero no fue así con el otro grupo, de quienes supimos que fueron violados y les robaron sus pertenencias durante el trayecto.
Anderson es un joven venezolano que, al igual que miles de sus paisanos, decidió emigrar hacia los Estados Unidos debido a la dura situación que actualmente se vive en su país. La situación en Venezuela es insostenible debido a la falta de oportunidades laborales y, en su caso, a la discriminación social y laboral sufrida por su orientación sexual.
Tanto él, como su pareja, han sido víctimas de robo, extorsión y violencia: nos cobraban “vacuna”, esto significa que te obligan a pagar una determinada cantidad quincenal a algunos maleantes de tu barrio para que puedas estar por la zona y no te hagan daño. Generalmente esto ocurre cuando ya te han identificado y saben que tienes un salario decente.
Ante este hartazgo que invadía su cotidianidad, Anderson y su pareja comenzaron a pensar en qué posibilidades tenían para poder recuperar la vida tranquila que solían tener. Desde hace algunos años su familiares ya no radican en Venezuela, algunos están en Chile y otros en Colombia. No obstante, Anderson y su pareja comenzaron a ver la posibilidad de viajar hacia Canadá (en primera instancia) como una opción para salir del ambiente hostil en que vivían.
Fue a finales de enero de 2023 cuando ambos tomaron la decisión de viajar hacia Canadá para probar suerte. El viaje lo realizaron vía terrestre puesto que no contaban con el dinero suficiente para poder efectuar esto a través de vuelos. Su viaje comenzó a partir de Colombia, a través de la Serranía del Darién, una cadena montañosa que marca la frontera entre Colombia y Panamá. Recibe su nombre de la provincia panameña llamada Darién la cual está situada al noroeste de dicho país.
En palabras de otros migrantes la Serranía del Darién puede llegar a ser una “pesadilla” para quienes llevan a cabo su viaje por estas montañas. Algunos otros mencionan que es una “odisea” dada la complejidad que implica y los riesgos que conlleva. Quienes han hecho este viaje saben lo difícil que puede llegar a ser y lo peligroso que es.
De acuerdo con Anderson su viaje comenzó saliendo de Colombia hacía esta sierra a través de un servicio de lanchas: estas lanchas te cruzan de Colombia a Panamá y tienen un costo aproximado de $250 a $300 dólares por persona. Ellos te llevan a Carreto (provincia de Panamá) y ya de ahí tienes que subir y cruzar las montañas del Darién. En ese viaje íbamos aproximadamente cincuenta personas en cada lancha.
A partir de este lugar Anderson menciona que el próximo destino es un campamento llamado “El Abuelo” lugar a donde llegan casi todos los migrantes para posteriormente pedir ayuda a la ONU de Panamá y así poder llegar a “Bocas del toro”, municipio que es frontera con Paso Canoa (Costa Rica).
A pesar de no sufrir algún tipo de violencia física grave, Anderson menciona que su viaje fue complejo y difícil por diversos factores, como las condiciones climáticas, la falta de transporte, el cansancio y las limitaciones económicas: recuerdo que nos quedamos sin dinero y comida a mitad de camino. Muchos coyotes nos estafaron, nos robaron. Andábamos sin ropa, casi como pordioseros. Llovió mucho durante esos días y fue muy difícil subir y bajar esas montañas.
Anderson menciona que el viaje por la Sierra del Darién duró aproximadamente un mes. Durante ese tiempo estuvieron caminando día y noche: conseguimos una carpa la cual usábamos para dormir en donde fuera. Lamentablemente tuvimos que deshacernos de casi todas nuestras pertenencias durante el camino porque era difícil cargar con todo. Había gente que te alquilaba un burro para cargar esto, pero nosotros íbamos limitados de dinero.
Al llegar a Paso Canoas (Costa Rica) el viaje se vuelve un poco más sencillo. Sin embargo, al cruzar los países centroamericanos como Nicaragua, Honduras y Guatemala los viajeros se enfrentan a muchas detenciones no oficiales en donde les piden dinero para dejarlos cruzar o de lo contrario los amenazan. A todo esto, se suma que el viaje tiene su lugar vía terrestre, lo cual lo hace aún más cansado y difícil.
Ya en México tuvimos que tramitar un permiso para poder transitar por ese país. Viajamos hacia Monterrey para de ahí llegar al puente Piedras Negras, que es el puente que cruza el rio bravo y conecta la ciudades fronterizas entre México y Estados Unidos. Migración nos detuvo y nos hicieron caminar de noche hasta allá desde Monterrey. Caminamos desde las 6 de la tarde y llegamos a las 5 de la madrugada, siempre escondidos. Atravesamos el río y ahí nos entregamos a detención en Estados Unidos.
Homofobia y su proceso de detención.
El plan inicial de Anderson y su pareja fue cruzar Estados Unidos para llegar a Montreal, Canadá, y encontrarse con su tía. A diferencia de lo que les esperaría después, este primer viaje en territorio norteamericano no fue complejo y pudieron llegar sin inconvenientes a su lugar de destino. Ya en Canadá, ambos se establecieron para comenzar una nueva vida, sin embargo, el dinero que ganaban no era lo suficiente para poder solventar sus gastos y por ello decidieron viajar a Estados Unidos para ahora sí buscar empleo en ese país.
Fue el 08 de agosto de 2023 cuando él y su pareja se entregaron a detención. Nunca se imaginaron que en esta ocasión el proceso sería más complejo, estando poco más de cinco meses detenidos en Búfalo. En ese momento las posibilidades de los venezolanos se vieron frustradas, observaban que su proceso demoraba y no había una respuesta clara sobre qué sucedería con ellos. En un principio consideraron que lo más probable es que iban a ser deportados.
Respecto a su experiencia en detención Anderson comenta que enfrentó problemas con algunos de los detenidos, quienes tenían un mal trato con él debido a su orientación sexual: siempre tuve problemas con un ruso quien constantemente me insultaba y me provocaba para que yo perdiera el control y lo agrediera, parecía divertirle hacer esto. Después me enteré de que esa persona llevaba más de ocho meses detenido, realmente estaba consternado y no tenía nada que perder ahí con ese comportamiento.
Los otros detenidos siempre condicionaron mi libertad de expresión: no me dejaban hablar, me apartaban de espacios, me callaban. Tuve problemas con las personas árabes, quienes tienen una educación y una cultura muy machista, en su cultura una persona gay no tiene cabida. No querían verme o estar cerca de mí, siempre pedían que me vistiera en un lugar apartado, que no comiera cerca de ellos o que los mirara. Incluso me llegaron a decir que yo era un “enviado del diablo para corromperlos”. Me sentía privado de todo.
Subversivo: una esperanza para cientos de migrantes detenidos
Realmente ustedes son muy famosos allá adentro. Todas las personas que yo llegué a conocer en detención todos salieron por ustedes, todos. El número de Subversivo circula por las rejas, las puertas, de mano en mano. Se comunicaban con ustedes y les brindaban información, promociones, ofertas, comodidades. Siempre buscaban la manera de ayudar, era la esperanza que todos ahí adentro teníamos. Todo Batavia y todo Búfalo los conocen. Así fue como llegué a ustedes.
Actualmente Anderson desconoce si su pareja podrá salir de detención al igual que él o si será deportado. Menciona que lo ideal sería que lo deportaran para Venezuela pero que no volviera a intentar el viaje, pues ya saben que es muy difícil y peligroso. Su plan es establecerse en Chicago y comenzar un negocio de comida para poder solventar sus gastos y así poder apoyar a su pareja en caso de que lo necesite.
Antes de despedirnos tengo que agradecerles nuevamente, porque si no hubiese sido por ustedes yo seguiría detenido. Fueron la única esperanza que tenía mientras estaba ahí adentro. Yo no conté con nadie, con nadie. A todo mundo llamé para que me apoyaran, gente que incluso yo ayudé anteriormente para que llegaran a Estados Unidos, pero nadie pudo apoyarme.
Subversivo agradece la atención prestada a Anderson para la realización de su entrevista y la escritura de este testimonio. Comprometidos con el apoyo a diversos migrantes de todo el mundo Subversivo pone a disposición su servicio para lograr la liberación de sus seres queridos de las detenciones inmigratorias.
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